Un estándar es un criterio claro y público que permite juzgar si un
estudiante, una institución o el sistema educativo en su conjunto
cumplen con unas expectativas comunes de calidad; expresa una situación
deseada en cuanto a lo que se espera que todos los estudiantes aprendan
en cada una de las áreas a lo largo de su paso por la Educación Básica y
Media, especificando el nivel de calidad que se aspira alcanzar por
grupos de grados.
Los estándares básicos de competencias se constituyen en una guía para:
• El diseño del currículo, el plan de estudios, los proyectos escolares e incluso el trabajo de enseñanza en el aula
•
La producción de los textos escolares, materiales y demás apoyos
educativos, así como la toma de decisión por parte de instituciones y
docentes respecto a cuáles utilizar
• El diseño de las prácticas evaluativas adelantadas dentro de la institución;
•
La formulación de programas y proyectos, tanto de la formación
inicial del profesorado, como de la cualificación de docentes en
ejercicio.
Igualmente, los estándares se constituyen en unos
criterios comunes para las evaluaciones. Los resultados de éstas, a su
vez, posibilitan monitorear los avances en el tiempo y diseñar
estrategias focalizadas de mejoramiento acordes con las necesidades de
las localidades e, incluso, de las instituciones educativas.
Si
bien los estándares hacen énfasis en las competencias más que en los
contenidos temáticos, no los excluyen, puesto que la competencia no es
independiente de los contenidos temáticos de un ámbito del saber qué,
del saber cómo, del saber por qué o del saber para qué, pues para el
ejercicio de cada competencia se requieren muchos conocimientos,
habilidades, destrezas, comprensiones, actitudes y disposiciones
específicas del dominio de que se trata, sin los cuales no puede decirse
que la persona es realmente competente en el ámbito seleccionado.
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